El mundo es de los niños. #SomosCultura - Educarte es Arte

El mundo es de los niños. #SomosCultura


     ¿Habrá algo más luminoso que la sonrisa de un niño? ¿Tendrá cualquier cosa en todo el mundo la calidez y alivio que puede sostener un pequeño en sus manitas? ¿Se puede resistir uno a la ternura de una mirada infantil que llene completamente el corazón? ¿Podrá existir cosa tan blanda y suave como las mejillas de un bebé? No sorprende que en los niños haya tan naturalmente cada una de estas cualidades. Ellos nos enseñan que en pequeños gestos y detalles hay grandes motivaciones; que a través de sus acciones y movimientos vislumbramos momentos especiales que no queremos olvidar; y que por medio de su inocencia y curiosidad aprendemos a vivir con gratitud la experiencia del amor.


     Los niños cambian al mundo, de hecho, la realidad se construye pensando (o debe hacerlo) en el futuro, representados en ellos. Hoy día presenciamos una gran transformación en la identidad del niño, bastante activo —y no es que en otrora no lo fuera, pero ante un mundo dinamizado constantemente, se coloca a la par—, con profundas relaciones conceptuales sobre lo que ocurre a su alrededor. Muchos se equivocan al pensar que el niño de hoy en día ha perdido su inocencia, que esta falta de candidez procede de una vida sistemática, invariable e insensible por la configuración actual de las sociedades. Al contrario, la inocencia infantil se torna activa, rastreadora, plenamente emocional, ya que se involucra absoluta con lo que desea conocer de la vida; una infancia entonada con el momento actual.


     No ha desaparecido el amor de los niños. Si han de querer asegurarse ¡vayan y abracen a un niño o a una niña! Encontraran inmenso ese abrazo, rebosado de todas las alegrías que pueden proporcionar. Ese niño y niña que se acerca y brinda un poco de sí, está regalando el universo entero. Nos toca con ese cariño con la que distinguimos la claridad de la oscuridad. Son perpetuas sus acciones en las que podemos sostener una alianza para devolver, quizás, ese brillo del que tanto necesitamos hoy en día.


     El Día del Niño se celebra con la sola intención del compromiso por organizar y formalizar un homenaje a todos los niños del mundo, porque nunca nos limitamos a querer, entender, proteger y enseñar a esos pequeños seres un solo día. Recordemos, también, de dónde provienen sus actuaciones, y que para ello debemos modelar una conducta enfocada en el expresarnos desde los valores, la responsabilidad, las emociones y la ética. El niño seguirá en su papel protagónico. Es en él que residen la oportunidad y el ideal de hacer mejor la vida. Y hay un momento de amor desde donde conseguirlo, un afecto natural que se perfila con esa tierna sonrisa que nos regala. ¡Feliz Día a todos los Niños!  


Autor: Álinson Pino
Coordinador Editorial de Educarte es Arte



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