A pesar de ciertas adversidades, contra contundentes
afirmaciones e impasible ante los obstáculos, surge una fuerza natural que
libera un caudal de motivaciones para conseguir resultados. Especialmente, es
de carácter humano este impulso que abrevia las dificultades: el
emprendimiento. El emprendedor es la persona capaz de trazar claramente en su
accionar una serie de objetivos plenamente configurados, utilizando toda la
gama de recursos y habilidades a su disposición, para comenzar un proyecto, sea
de la naturaleza que sea, y en el camino revertir las posibles situaciones
adversas.
Este valor no es casual. En la crianza y educación ideal, se permutan los errados apegos entendidos como prejuicios, miedos e indiferencia por la superación, la satisfacción personal y el orgullo, cuando el emprendimiento es la base de las relaciones familiares y personales. Todo esto en plan creador, definidor de compromisos, y en especial, fomentador. Mucha razón hay en la idea de que la persona emprendedora comienza a adquirir esta capacidad desde la infancia, cuando apenas reconociendo del mundo sus retos, plantea su presencia en función de avanzar en la vida atreviéndose a corresponder con cada etapa y meta que se presente por delante. Y esta consecución lleva a un crecimiento interno y prolongado.
El camino del emprendimiento abarca la relación que tenemos con otras personas y con nuestro contexto. ¿Por qué? Porque adquirimos propiedades sobre la generosidad, la bondad y el permitir a otros beneficios personales que pueden ser motivo de una gran inspiración. Aunque se insista, no es egoísta el emprendimiento, ya que siempre los otros son contemplados dentro de dicho movimiento; tampoco es solitario o ajeno: cualquier persona con la mínima chispa del crecimiento personal puede portar este valor, sin discriminación de ningún tipo, en grupo para unir anhelos. Siendo estas condiciones las que, finalmente, convierten el emprendimiento en habitual representación dentro de la conducta.
Emprender es un verbo cargado semánticamente de muchos significados. Su definición asoma dejos de responsabilidad, moral y prudencia. ¿Y acaso son diferentes estos valores a los del vivir? Porque allí la otra razón, la vida misma es un emprendimiento, un constructivo andar para conformarnos como seres únicos. Entonces, sea ese el mejor ejemplo para ser emprendedores de cada faceta, de cada etapa. Una actitud incluso en la novedad, en fijar objetivos sobre caminos nuevos. El emprendimiento es un evento donde cada uno conoce su verdadero potencial. Una maniobra emocional sobre el vértigo de las experiencias. Te invitamos a emprender cada uno de tus sueños.
Autor: Alinson Pino Bellorin
Coordinador Editorial de Educarte es Arte
Fotografía: Zailé Palacios
Fotografía: Zailé Palacios
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